Vamos a hacer un racconto, hasta el momento de mi viaje en Italia en el que visité Verona. Si hasta ahora todo había sido mas o menos rápido, Verona es la ciudad más express de todas. Todo fue tan rápido que creo que por eso no la consideraba digna de post, pero lo intentaré porque o si no mi abuela lo tendrá en la uña para siempre. Como todas las ciudades de Italia, menos Nápoles, Verona es hermosa. Llegamos de noche, bastante tarde y nos dirigimos al piso que habíamos arrendado previamente por medio de una página, con la que hasta ese momento no habíamos tenido ningún inconveniente. Pero en Verona pasamos un susto de aquellos, porque nadie nos abría la puerta del departamento, y a las 23:00 hrs en una ciudad extraña, no sabíamos que cresta hacer. Por lo tanto, optamos por la estrategia de armar un escándalo hasta que alguien llegara. Bueno escándalo no, pero gritar, golpear la puerta y tocar el timbre sin parar hasta que alguien nos ayudara. Estrategia que probó ser muy útil porque logramos despertar al vecino, que tenía el número del dueño del departamento y muchas ganas de seguir durmiendo, así que lo llamó por nosotros y al cabo de unos minutos que parecieron eternos, ya teníamos donde pasar la noche.
El piso estaba bastante bien, nada especial pero suficientemente cómodo para la corta visita que teníamos planeada. Al día siguiente nos levantamos temprano y tomamos un autobús, recomendado por el dueño del piso, que nos dejó en el centro, cerca de la casa de Julieta, única atracción turística de la ciudad. La casa por supuesto fue adaptada con fines turísticos, y nadie puede asegurar que exista una verdadera relación shakesperiana con el balconcito aquél. Pero de todas formas los romanticones son felices pagando por subir al balcón a sacarse fotos y luego escribir una carta y dejarla en la reja de entrada. Ambas cosas que por supuesto yo no hice. Menos aún puse un candadito de amor, con forma de corazón, para que me vaya bien en ese aspecto de mi vida. Probablemente debería haberlo hecho, porque es el área menos fructífera actualmente, pero me pareció un poquito desesperado.
De todas formas, sea o no la casa de los Capuletos, era muy bonita y había todo un aire de romance, princesa Disney, cuento de hadas, chic flick rodeándola. No, chick flick es claramente un termino muy estereotipado, porque no es para nada mi estilo, y aunque no puedo decir que sea mi temática favorita, estaba muy bien. Todo muy bello.
Después de un exceso de cursilerías, como tocarle el seno derecho a la estatua de Julieta (cursi y un ligeramente promovedor de abuso) y parejas declarando su amor en escritos en la pared de la entrada, partimos a recorrer un poco de Verona y a buscar un lugar donde comer.
La plaza central es muy bonita y grande, y tiene una construcción que recuerda a un mini-coliseo, con gladiadores paseándose por afuera y ofreciendo fotos a los turist. Una de las mexicanas y yo optamos por pizza, por su puesto (había olvidado las grandes dosis de pizza consumidas durante el viaje). Para mi no-sorpresa, los otros eligieron kebab. Y luego de pasear un poco, nos fuimos caminando hacia la estación de buses, para luego dirigirnos al aeropuerto y poner fin a la travesía italiana.
En el camino eso si, yo paré en un restaurant que tenía aperol spritz para llevar, cáchense esa! y por 2 euros me fui feliz. En una mano mi maleta, en la otra mi aperol con bombilla. Excelente final para unas increíbles, cansadoras y maravillosas vacaciones.