No se imaginan lo feliz que me hace agregar esos pequeños marcadores rojos a los mapas de Europa. Es una sensación maravillosa el sentirse orgullosa de uno misma, se las recomiendo.
Después de la experiencia Vaticano, relatada en el ultimo post, tomamos el metro de Roma y nos fuimos a otro sector de la ciudad (estación Spagna, línea A), desde donde caminando podíamos llegar a todas las atracciones turísticas recomendadas por tripadvisor, y en realidad por toda las personas que saben un mínimo de la capital Italiana.
Primera parada, Piazza Spagna. Yo la había escuchado solo de nombre, pero honestamente no tenía idea de cómo era y no me había informado nada al respecto, muy mala turista. Pero lo entretenido que tiene llegar de ignorante a un lugar, es que uno puede asombrarse fácilmente. Yo no tenía idea que iba a ser tan bonita! Con esas escaleras llenas de flores, y las fuentes (en Italia ponen fuentes hasta por si acaso) y toda la gente paseando y comiendo gelato, había un ambiente muy agradable. Me hubiese quedado un rato más si el viaje dependiese únicamente de mi, pero tenía de acompañante a 5 hambrientos amigos que solo querían un lugar para satisfacer su necesidad de pizza. Igual caminar por las calles de Roma buscando un lugar con las dos B (bueno y barato, lo bonito no es prioridad) es impresionante. Todo es lindo, sobretodo en ese sector, así que yo estaba feliz.
Encontramos un buen lugar, y yo me comí una pasta con verduras y vaso de vino. Los demás eligieron entre pizza, panini y pasta también. Y luego de compartir nuestros almuerzos y probar el de los otros, ya teníamos las energías recargadas y la actitud positiva para seguir nuestra travesía romana.
Es obvio que hasta este punto, el lugar más importante que aún no habíamos visto era la Fontana di Trevi, así que tomé el mapita que nos dieron en el hostal (¿Recuerdan que dije que fue muy útil?) y partimos a la fuente.
No se muy bien como explicar mi llegada a la Fontana di Trevi. Por supuesto que tenía altas expectativas. Junto con eso, sabía que era probable que estuviera llena de turistas, pero aún así no estaba preparada para lo que era. Llegamos por una de las calles laterales, por el lado este de la fuente. Antes de ver el agüita, o la construcción en sí, uno solo ve gente. Un mar de gente como hormiguitas al rededor de azúcar. Era muy ruidosa porque las personas trataban de hablar por encima del sonido que hace el agua al caer constantemente (y bueno, porque en Italia todos son bien ruidosos). Encima de eso, todos los vendedores ambulantes inmigrantes del sur y este de Europa, trataban de venderte lo que sea, con unas tácticas de marketing increíblemente invasivas.
Pero no nos importó. Nos abrimos camino entre los turistas, y logramos llegar a la fuente. Y cuando yo conseguí un espacio con vista privilegiada, pensé: "de aquí nadie me mueve". Así que intenté desconectarme del caos a mi alrededor y disfrutar de la fuente con mis amigos, mirar todos los detalles que son hermosos, maravillarme con el tamaño y la forma de las esculturas, tocar el aguita, tirar una moneda y hasta pedir un deseo (aunque qué más podría desear yo, estando ahí).
Como aún nos quedaban cosas por ver, seguimos nuestro camino hacia el sur desde donde estábamos. A estas alturas tendrán que entender que llevábamos caminando desde la 8:00 de la mañana, y ya eran las 5:00 de la tarde y nuestros pies no daban más. Pero logramos llegar cerca del Coliseo de nuevo, a este parque grande donde está la Piazza Venezia, Palatino y Arco di Tito. Nos sentamos a descansar un rato y admirar la belleza, en nuestros últimos momento en Roma, antes de partir a Pisa en tren.