Que el grito más popular de tu equipo sea "¡Osasuna no se rinde!" ya te da una idea del nivel de desempeño del club. Aún así, los Pamploneses tampoco se rinden, y alientan a sus rojillos con más emoción que evangélico con pandero. Están orgullosos de su equipo sobre todo desde que pasó a primera división.
El sábado en la noche, el Osasuna se enfrentaba al Real Madrid, y jugaba en casa. Para nosotros los chilenos es fácil entender el fanatismo futbolero español, porque somos iguales o peores. El partido era todo un evento, y como a mi no me gusta perderme nada, ahí estaba en la fila comprando la entrada. Voy a partir con eso. No se si han notado un tópico recurrente en el blog, pero la lluvia a mi me está superando. El día de la venta de entradas llovió toda la mañana, y yo hice una fila de una hora a la intemperie, como si fuese fan del Osasuna de toda la vida. Honestamente, lo hice porque pensé que iba a ser un ratito y ya, pero qué equivocada estaba. Además mi paraguas no impidió que me mojase entera porque, qué sería de Pamplona si lloviese sin viento.
En fin, lo conseguí y fui una de las últimas en tener entrada. No porque la fila fuese tan larga, y las 19mil personas que caben en El Sadar estuviesen adelante mío haciendo la cola. Si no porque de esas 19mil, solo 4mil entradas se venden al público, el resto son todos abonados. Pamplona no es una ciudad grande, así la cantidad de abonados por cada mil habitantes es bastante alta.
El día del partido fui con varios compañeros de intercambio, y como esto es Europa, abajo del estadio hay un bar y nos tomamos unas cervezas en la calle mientras esperábamos a que empezara el partido, nosotros y toda la hinchada del Osasuna. Yo no puedo ni sospechar cómo funcionaría eso en Chile, si sobrios destruyen 5 cuadras a la redonda del estadio.
Como se podrán imaginar, llovía. Pero bueno, el estadio, tiene techito así que no me mojé tanto como Cristiano Ronaldo y compañía (aunque sí se me infló el pelo recién alisado, maldita humedad). Empezó el partido y todos los españoles sentaditos en sus sillas numeradas, dejando ver a los de atrás, calladitos y tranquilos, igual que un partido de Chile (JA!). Claro que tienen una especie de “barra brava” (que de brava no tiene nada) que estuvo con el bombo cantando canciones durante los 105 minutos que duró el partido.
Yo lo pasé super bien, quería que ganara el Osasuna (soñar es gratis) porque se me ocurría que el ambiente postjuego iba a ser muy entretenido, pero pasó lo que tenía que pasar y el encuentro terminó 3 – 1 a favor del Madrid, los fanáticos se fueron a sus casas, yo me saqué fotos en el estadio y me devolví feliz de haber visto el partido.
Este post es en honor de todos/as los/as futboleros y futboleras de mi familia.